miércoles, 24 de mayo de 2017

Textos 9 y 10 (domingo 11 de junio)

Llegamos al final de nuestro trayecto. Muchas son las cosas que pueden pasarnos como personas migrantes que huyen porque su vida corría peligro de muerte en su país de origen, aunque quizá, lo más difícil de lograr sea el final ansiado y deseado por todos. En este último tramo, vosotros decidiréis cómo queréis cerrar vuestra historia.
Opción A: como inmigrante que ha recibido asilo como refugiado.
Opción B: como inmigrante ilegal que trabaja sin estar dado de alta en la seguridad social (y que podría conseguir los papeles más adelante).
Opción C: como inmigrante deportado a su país de origen tras ser detenido en un Centro de Internamiento para Extranjeros.





En general, toda la ruta de un refugiado desde su huida de su país de origen tiene bastante de quijotesca (ver también esta acepción). El último tramo al que nos enfrentamos se ajusta perfectamente a estas definiciones. En este texto narraréis vuestras peripecias desde que intentáis cruzar la frontera hasta que termináis en cualquiera de las tres situaciones señaladas anteriormente en las opciones A, B y C. Como le ocurría a Don Quijote, en este episodio se mezclará vuestra “fantasía” (pensaréis siempre que, puesto que lucháis por algo que es de justicia, nadie podrá negaros lo que intentáis) con la realidad (las dificultades para ser entendido, la dureza de las autoridades, la xenofobia...).
Parte I de la ruta final

En la frontera: os encontráis con la frontera cerrada, habéis hecho un primer intento quijotesco de cruzar pero los militares desplegados en la zona tienen la orden de responder vuestros intentos con gases lacrimógenos, porras y granadas aturdidoras. Días después, volvéis a intentarlo y esta vez, gracias a la mediación de una ONG y debido a vuestro lamentable estado, conseguís formar parte del grupo al que se le deja pasar, aunque el proceso será lento (grupos de 40 personas cada media hora). Una vez cruzada la frontera, pasáis un nuevo registro policial y, con buena parte del poco dinero ahorrado en el campo de refugiados, conseguís un billete de tren para llegar a la siguiente frontera que debéis pasar. Subir al tren tampoco será fácil: la cantidad de gente es tal y el trato de las autoridades tan degradante (aunque de nuevo habéis fantaseado quijotescamente con que os tratarían mejor y os escucharían), que muchas familias quedan separadas intentando subir, a pesar de tener los billetes.

Parte II de la ruta final

En el tren: viajáis en un tren abarrotado, sin un solo espacio, amontonados en los pasillos (los asientos los ocupan madres con bebés). Vas junto a un grupo de gente que habla tu idioma (te permite sentirte más seguro y también desconectar con un poco de humor). Ya llegados a la estación de destino os reciben voluntarios con comida, bebida y mantas. Pasáis allí la noche porque os avisan de que en el camino hacia la siguiente frontera podrías ser asaltados, así que es más seguro viajar al amanecer (armados con palos por si acaso). Para llegar a la siguiente frontera, tenéis dos opciones, pagar un taxi (muy caro) o esperar unas horas o días en el registro fronterizo hasta que os entreguen la documentación oficial para están en el país. Este permiso os permitiría dormir durante vuestra estancia en pensiones en lugar de en la calle (parques), hasta llegar a la siguiente frontera.

Parte III de la ruta final

La última frontera: vais a entrar a uno de los peores países para ser inmigrantes, pues el partido gobernante se caracteriza por su xenofobia y, además, ha decidido que cerrará la frontera levantando un muro de alambre, por lo que no podéis perder tiempo u os quedaréis atrapados. El otro gran problema es que existe una ley según la cual todo solicitante de asilo registrado en un país de Oriente no podrá vivir ni solicitar refugio en ningún otro país y, en tal caso, será deportado al país del que ha llegado. Por eso, no queréis ser registrados en el país por el que tenéis que pasar, pues supondría vivir en un lugar completamente hostil hacia vosotros como inmigrantes y realmente peligroso (los grupos extremistas xenófobos merodean por la frontera junto a algunos policías del gobierno para “daros vuestro merecido” y ahuyentaros para que no paséis), además de que os podrían mantener encerrados en pésimas condiciones muchos días hasta daros los papeles. Conseguís entrar en el país en el último momento de fronteras abiertas evitando a los policías y los ultras.

Parte IV de la ruta final

¿Las autoridades escuchan?: antes de llegar a la frontera por la que salir del país sufrís la xenofobia (miradas constantes de desprecio, rechazo, prohibición de acceso a buses, establecimientos...) y, por ello, os empezáis a manifestar para que vuestra injusta situación llegue a todo el mundo. Formáis un grupo humano tan amplio que tú decides animar “quijotescamente” a todo el mundo a caminar juntos por carreteras y autopistas hasta conseguir salir de un país que os trata inhumanamente. Las autoridades de Oriente parecen reaccionar por fin y envían buses que dicen que os ayudarán a cruzar la frontera de manera segura, pero no sabéis si fiaros, pues algunos han llevado a la gente a Centros de Internamiento de Extranjeros, desde los que luego se deporta a los inmigrantes a sus países de origen. Es aquí donde debéis decidir qué ocurre finalmente con vosotros.

Opción A

Montáis en el bus y os lleva a un país en el que por fin estáis a salvo. Por primera vez las autoridades os tratan bien. “Bienvenidos” os dice un policía sonriente para vuestra sorpresa. Os tratan como a humanos. Organizaciones y ciudadanos os reciben con regalos y os acompañan a una estación donde cogéis un tren (en perfectas condiciones) que os conduce a la capital. Allí hay jóvenes con carteles escritos en español e inglés: “Hablo español. Si necesitas ayuda, dime”. En un Centro de Acogida de Refugiados pasaréis unos meses hasta que os concedan un lugar donde vivir. Empieza una nueva vida. No será nada fácil (seguiréis encontrando algo de xenofobia, dificultades para tener las mismas oportunidades laborales que el resto...), pero al menos tendréis una oportunidad.
Este juego interactivo te puede resultar útil para ponerte en la piel de un refugiado que inicia su vida en el país que le da asilo.

Opción B

Huís del país xenófobo cruzando la valla a escondidas por una zona segura y entráis como inmigrantes ilegales. Viviréis siempre con miedo a que os detengan (pues no tenéis papeles) y realizaréis trabajos siempre cobrados “en negro” (venta ambulante, trabajos agrícolas como recogida de alimentos, servicio en casas de nativos...o incluso trapicheos o mendicidad). Vivís en la pobreza en un país del primer mundo. Quizá algún día consigáis los papeles y vuestra situación mejore. O quizá nunca vaya nada a mejor.

Opción C

Huís del país xenófobo cruzando la valla y sufriendo las lesiones que os provocan las cuchillas que están colocadas en ellas para que uno se lo piense dos veces antes de pasar. Vuestro aspecto no os ayuda a pasar desapercibidos dentro del país soñado y, más pronto que tarde, la policía os va deteniendo en varias ocasiones por estar sin papeles. Acabáis en un Centro de Internamiento de Extranjeros, desde el que seréis devueltos a vuestro país de origen. Se acabó el sueño y empezará la peor pesadilla.

Texto 10: la última noticia

Debéis redactar una noticia que cuente un hecho relevante relacionado con vuestra situación final. Su enfoque dependerá de la opción que hayáis elegido para terminar vuestro relato:
  • Si habéis sido admitidos como refugiados en el país deseado o vivís en él como inmigrantes ilegales, la noticia podrá tener un enfoque positivo y estar relacionada con algún acto “heroico” que hayáis realizado. También podría ser negativa y referirse, por ejemplo, a algún episodio racista del que habéis sido víctimas.
  • Si habéis terminado como inmigrantes ilegales en el país, detenidos en un Centro de Internamiento para Extranjeros, tendréis que redactar una noticia relacionada con vuestra deportación a vuestro país de origen, pudiendo contar un hecho que ocurra en el país en el que estáis o cuando ya habéis sido devueltos a España.

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